lunes, 6 de octubre de 2008


Sábado noche y un plan de última hora...
En un ambiente íntimo y recogido, sonidos celtas, danzas irlandesas y un viaje al pasado...

Te hubiera gustado wisheast!

Ayla.

jueves, 2 de octubre de 2008

RELATOS DE A RATOS ´EL PARAGUAS´


Ese día las nubes pesaban más de lo normal, quizás porque el gris es un color denso y cargante, un color que se adhiere al algodón blanco del cielo y lo convierte en una manta de lana tejida.

Nina salia de casa a regañadientes, murmurando en voz baja acerca de la mala suerte de tener que hacer recados a Mamá justo ese día, ese sábado plomizo de agosto.
A medida que bajaba calles hacia el mercado del barrio el olor del aire se iba metiendo en su cuerpito de niña y como cada vez que llegaba a esa zona, su mente soñadora la transportaba a su imagen, la imagen de él, amor adolescente e irracional...
A lo lejos se escuchaban los tambores de comparsa y la algarabía de los niños que ese día disfrutaban de los festejos del barrio, gimcanas y juegos infantiles.

Nina caminaba con el alma cada vez más alegre, a medida que esos sonidos se volvían más fuertes y claros, y la imagen al girar la esquina del mercado le hizo sonreir : mesas cubiertas de manteles de alegres colores, niños pintando y monitores maquillando sus rostros a modo de gatos, tigres y diversos bichos...
Y allí estaba él, de pie entre todos, alto y sonriente, intentando controlar a todos esos pequeños diablillos que correteaban entre las mesas.

Qué blancas se volvieron las nubes, qué ligero el aire y que poco pesaba el color gris del cielo, solo por verle en ese instante todo el aire que la rodeaba se convirtió en brisa cálida.
Nina se olvidó de los recados, se olvidó de Mamá, del mundo y de sí misma...
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Las horas pasaron rápidas y Nina seguía aferrando la bolsa de fruta que debía llevar a casa. Las actividades se iban apagando a medida que el mediodía se acercaba, pero ella seguía sentada en ese banco del mercado, observando cada uno de sus movimientos y expresiones, intentando leer sus labios mientras hablaba con uno y otro, repartiendo caramelos o ayudando a inflar globos... se le veía tan guapo!
Su alma de niña se sentía chiquita aún estando lejos de él...tan inalcanzable y a la vez tan cerca!
Una gota de lluvia cayó sobre su nariz, y a esa le acompañaron otra y otra...y mil mas...pero Nina no se movió del banco...
De pronto su cuerpo había echado raíces, su corazón se detuvo de golpe y contuvo la respiración... un grito silencioso escapó de sus labios cuando la vió acercarse a él y abrazarlo con fuerza y complicidad, cuando observó la sonrisa ancha de él y sus manos rodeándole la cintura.

Nina cerró los ojos con fuerza. Dejó que el gris entrara de nuevo en su cuerpo y empezó a notar el frío del agua en su ropa que hasta entonces le había pasado inadvertido...
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No sabía cuanto tiempo estuvo con los ojos cerrados pero una sombra delante de sus párpados la hizo despertar de su tristeza.
Sus manos aun estaban cruzadas sobre su regazo, aferrando la fruta, mojadas y frías. El cabello oscuro se le había pegado a la cara y en ese momento fue consciente de que estaba llorando.
"Esta sombra que se mueve a mi lado tiene olor..."-pensó, y lentamente giró la cabeza para ver de qué se trataba.

Sobre su cabeza un enorme paraguas oscuro la resguardaba de la lluvia y unos ojos pardos la miraban fijamente. "Es él!"- gritó de repente alegre su corazón.
Y guardó en su alma para siempre su voz y sus palabras " No llores más", y sus manos secándole las lágrimas, el calor de su cuerpo cerca del de ella, el olor, su olor, su sonrisa y su imagen...
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Caminaban en silencio uno junto al otro, debajo del paraguas....
Caminaron uno junto al otro durante años...y el alma de esa niña se hizo grande y fuerte a su lado...



Ayla.